El término municipal constituye una meseta, con una altitud media de 1200 m sobre el nivel del mar, poblada de pinos y encinas junto con otras matas menores como el romero, la sabina y el enebro.
[1] Vierten sus aguas a una depresión muy pronunciada, 982 m de altitud y 5 km de larga, donde se asienta el casco urbano y una húmeda vega.
Afluyen al valle a través de varios barrancos, muy profundos todos ellos: Ocino, Culico, Corzos, Queso, Valdelacueva, Valdepeñas, Escalerón, Mostajo, Cochinos, Pericón y Atalaya.
Como parajes distintivos se pueden señalar El Ceño, la Fernadilla, Los Corzos, La Atalaya, La Corralilza, Valdelacueva y el Ocino.
[1] A mediados del siglo XIX, el lugar contaba con una población censada de 643 habitantes.