El retrato de El príncipe Baltasar Carlos a caballo fue pintado por Diego Velázquez en 1635 y se conserva en el Museo del Prado.
[2][3] El príncipe, de seis años, monta una jaca/ caballo obeso vista desde abajo, al estar destinado el cuadro a un lugar elevado, lo que produce una evidente deformación en el animal.
El cuadro fue pintado con muy poco pigmento, extendido en capas casi transparentes aplicadas directamente sobre la preparación blanca, que queda a la vista en las montañas todavía nevadas.
[2] Esta pintura ofrece una brillantez de color muy superior a lo realizado por Velázquez hasta el momento.
En este caso, el caballo está situado en una altura para dar pie así a la perspectiva del paisaje.