La realización de una película, grabación de vídeo o cualquier narrativa producida mediante imágenes, tiene como base la deconstrucción/reconstrucción del espacio escénico (lugar físico donde sucede la acción) para transformarse en espacio fílmico (sucesión de planos, escenas y secuencias que la narran en pantalla), es decir, extrapolar una situación real tridimensional a una proyectada en dos dimensiones sobre una pantalla o dispositivo electrónico dotada de ella (cine, televisor, tablet, teléfono inteligente, etc.).
Otra cosa serán, cuando narrativamente se asienten, los efectos del sistema inmersivo de la realidad virtual, lo cual aún es pronto para valorar.
El lenguaje audiovisual ha de cumplir ciertas reglas o convenciones para conseguir su comprensión por parte del espectador.
Cualquier movimiento rectilíneo realizado ante una cámara, discurre en una dirección en la pantalla, marcando un eje de acción (y no sólo el movimiento, las miradas también lo hacen) que habrá que respetar siempre para no confundir al espectador.
Puede depender de cuestiones como el fondo, la iluminación, el Raccord (continuidad) con la secuencia precedente o posterior, etc.