A la vez, los stormtroopers son altamente vulnerables, y caen aparentemente muertos o incapacitados tras recibir un único disparo en el abdomen o en el hombro, a pesar de estar protegidos por una sólida armadura, lo cual es aún más evidente si sus oponentes son los protagonistas.
Esto produciría, en contraste con los protagonistas, innumerables bajas y muy poca eficacia puntual.
[1] Sin embargo, el efecto stormtrooper siguió siendo aplicado a cualquier escena, no sólo campos de batalla, sino también en interiores de naves o pasillos, donde los soldados resultaban igualmente ineficaces.
El efecto stormtrooper fue originalmente observado por el crítico cinematográfico Roger Ebert, en su libro Little Movie Glossary,[2] definiéndolo como El principio de la puntería del villano (The principle of the evil marksmanship en el original).
[4] En muchas ficciones, este efecto se cumple con cierta base si el protagonista ejerce un efecto psicológico sobre los oponentes que le rodean -como temor o sorpresa-, causando que éstos ataquen de forma errática e insegura.