Eduardo Barreiros

[6]​ Eduardo Barreiros pierde, pues, el control de Barreiros Diésel, dimite como Presidente y firma un acuerdo por el cual se ve obligado a pasar un lustro de inactividad forzosa en la industria del motor.

Transcurridos unos años, regresa de nuevo en los años ochenta a este mundo -después de haberse dedicado a actividades industriales diversas-, constituyendo Diésel Motores Industrias, S.A. (DIMISA), que diseña y construye nuevos motores diésel.

Superada la fase autárquica del franquismo, comenzó el verdadero crecimiento de la industria automovilística española.

Su padre Eduardo Barreiros Nespereira, emigró medio año antes de que naciera a Gran Canaria.

Durante este tiempo convivió con su madre Luzdivina Rodríguez y con su abuelo Francisco, ayudándole en sus labores agrícolas.

En 1929 obtiene Eduardo Barreiros Nespereira la licencia para explotar la línea Orense - Los Peares (distanciados unos veinte kilómetros) con un viejo Renault.

El trayecto de esta línea rural se realizaba sobre un tortuoso camino sin asfaltar.

Al poco tiempo amplían el parque con un destartalado camión Ford y un Renault.

El primer negocio de compraventa lo realiza con su primo Celso Barreiros que le compra una moto reconstruida, a partir de este momento se dedica a reconstruir diversos vehículos que descompone en sus piezas y posteriormente vende en el mercado.

Barreiros alquiló unos talleres en el kilómetro 7 de la carretera Madrid - Andalucía, por 50.000 pesetas al mes, y creó la empresa Galicia Industrial.

[1]​ Realizando mejoras en el sistema de inyección y en la culata lo que origina una segunda patente.

[13]​ Sus hermanos empezaron a trabajar con Eduardo Barreiros y montaron el primer laboratorio de materiales.

Se traslada con toda la familia a Madrid y alquila una vivienda en la calle Ferraz (n.º 17) en el madrileño barrio de Argüelles.

Tras varios éxitos decide comenzar a prepararse para la construcción completa de vehículos industriales.

La causa proviene de las presiones opositoras que desde el INI realiza Juan Antonio Suanzes (fundador del INI y persona muy influyente en el mundo industrial de la época), negándose a recibir personalmente a Eduardo Barreiros en su propio despacho.

Barreiros hubiera preferido fabricar estos motores en la factoría de Villaverde y distribuirlos por España, llegando incluso al mercado Americano.

A pesar de todo Perkins no patentó en España su motor P6, siendo adquirida por Massey Ferguson al poco tiempo.

Este mismo año se asocia con Pinto Bastos y abre una factoría Barreiros en Setúbal (Portugal), que pasó a denominarse: "Compañía Portuguesa de Motores y Camiones S.A." (empresa que vende posteriormente en 1966).

Eduardo solicita al INI permiso para la fabricación de turismos, las empresas estatales se opusieron a ello.

En 1964 la revista The New York Times incluye a Eduardo entre los seis industriales más importantes de Europa.

Tras infructuosas conversaciones con empresas automovilísticas inglesas, tras un intento fallido de ser adquirido por la General Motors y ante la agobiante situación financiera Barreiros había solicitado unos 1000 millones, “en un crédito concedido por un Organismo oficial” a pagar en 10 años.

Sus hermanos, que le habían acompañado hasta ahora en las aventuras empresariales, a partir de este instante siguieron sus propios rumbos profesionales.

La obligación contractual con Chrysler hace que se dedique a nuevos negocios, introduciéndose en el sector agroalimentario.

La producción de esta mina se comercializaba a una empresa norteamericana encargada del proyecto Apolo.

Establece sociedades de cartera y una financiera inmobiliaria (CEFISA), presidida por Pío Cabanillas.

Los motores se someten a duras prueba de funcionamiento ininterrumpido durante cuatro meses.

El gobierno cubano había contactado al Lloyd's Register para que les asesorase acerca de sociedades capaces de llevar adelante un ambicioso programa para construir motores diésel en Cuba y, entre otras opciones (como Nissan o Mercedes-Benz), les dan la posibilidad de invitar a DIMISA al concurso internacional.

No se lograron los objetivos iniciales de llegar a los 10 000 motores/año porque entre tanto tuvo lugar la caída del muro de Berlín (1989), la caída del comunismo (1992), y Cuba entró en crisis estableciéndose el llamado periodo especial, pero sí se produjeron motores y sí se modernizó toda una industria, desde la fundición a la fabricación de tornillos, que sin duda fue muy útil a la isla.

Eduardo Barreiros falleció en La Habana (Cuba) el 19 de febrero de 1992 y con ello termina lo que podría haber sido una posible "etapa angoleña" ya que se encontraba preparando una futura incursión en Angola.

Buena parte de ese material se expone en el Museo Eduardo Barreiros, localizado en Valdemorillo (Madrid).

Un Panhard-Levasor 10HP como el primero que empleaba su padre en la línea.
Autobús Chevrolet que adquirió tras su aprendizaje como conductor de transportes en la Guerra Civil .
Antiguas oficinas centrales de Barreiros Diesel , junto a la fábrica de Villaverde ( Madrid ).
La empresa nace para la fabricación de motores de tractores, camiones y maquinaria industrial. En una colaboración con la empresa alemana Hanomag diseña tractores.