Edicto perpetuo (Antigua Roma)

El edicto perpetuo (en latín, Edictum perpetuum praetoris), en la Antigua Roma, era el edicto que definía las normas que regirían la administración de justicia del pretor durante su mandato, por lo general un año.

Para el pretor también existía la costumbre de reproducir parte del edicto de su antecesor, por lo que cada nuevo edicto perpetuo era el anterior, con los cambios que el nuevo pretor considerase oportuno.

Con el tiempo, se formó un núcleo que se llamó edicto traslaticio, que luego sería recopilado y codificado por el jurisconsulto Salvio Juliano por orden del emperador Adriano.

En el año 131 el emperador Adriano, mandó consolidar definitivamente la forma del Edicto traslaticio, mediante el trabajo de Salvio Juliano, un miembro de su Consilium principis, convirtiendo el edicto perpetuo y el traslaticio en una misma ley definitiva.

El edicto traslaticio cristalizó en la práctica en la forma de edicto, cuando en los tiempos más antiguos, los pretores definían solemnemente su política judicial que poco a poco llegó a estabilizarse en forma de derecho consuetudinario.