[3] En 1637, Pietro da Cortona, durante un viaje que llevó a Bolonia a su amigo Giulio Cesare Sacchetti, que acababa de ser nombrado cardenal de la ciudad emiliana, se detuvo durante una larga estancia en Florencia, que duró en total más de siete años, intercalados en tres ocasiones por varios regresos a Roma.
Su Alteza me preguntó si tenía el pensamiento de hacer el viaje a Lombardía cuando hubiera terminado las dos, y de regreso a Florencia hacer las otras dos.
está bien informado de las obligaciones que tengo con Su Excelencia [para la terminación de la bóveda del palacio Barberini]... sin embargo no me he comprometido en ninguna palabra, pero estos señores me dicen siempre que Su Excelencia desea y querría que yo terminase esta sala, cuya terminación llevaría otros dos meses».
Libre, no tocada por el rastrillo, no arada por el arado, la tierra lo producía todo por sí misma y los hombres, satisfechos con los alimentos nacidos espontáneamente, recogían fresas, fresones de montaña, cerezas cornalinas, moras escondidas entre las espinas de las zarzas y bellotas que caían del árbol aéreo de Júpiter.
A la derecha hay otras figuras en actitud serena y jovial, mientras que en el centro de la escena se ve a un niño montado en un león manso, lo que identifica precisamente la era de la paz.
La tercera edad es la del bronce, que en Las Metamorfosis se describe como más cruel y propensa al «horror de las armas» (que de hecho se muestran en el centro, depositadas por los bárbaros derrotados, dispuestos en primer plano en la parte inferior izquierda de la escena), «pero no malvada»..[9] Al fondo, a la derecha, aparece el emperador victorioso sentado en un trono aclamado por los soldados, mientras que a la izquierda se ve una arquitectura con columnas.
La presencia del mencionado templo, así como del anciano con una mesa explicando a otras figuras, y la figura del emperador simbolizando la guerra, muestran que la época «no es perversa», en el sentido de que no está presa de la locura absoluta, sino que, no obstante, se rige por leyes y una cierta disciplina, tanto sagrada como civil, como pudo ser el caso del Imperio romano.