Estos límites generalmente siguen las fronteras continentales, o barreras principales en la distribución de plantas y animales.
Los límites de una ecorregión terrestre no son fijos ni nítidos, pues estas abarcan un área en la que importantes procesos ecológicos y evolutivos interactúan más fuertemente.
La biodiversidad no se distribuye uniformemente en toda la Tierra, sigue patrones complejos determinados por el clima, la topografía, y la historia evolutiva del planeta.
Desde el siglo XIX se intenta clasificar los ecosistemas presentes en todo el mundo,[2] y son numerosos los científicos que han propuesto distintos sistemas.
La información examinada se relaciona a hábitat, características geomorfológicas predominantes, suelos, temperatura, precipitación, fauna, flora, formaciones vegetales dominantes, etc. gracias a los cuales se logró identificar las áreas y sus límites.
En muchos casos, estos enfoques divergentes fueron compatibles, dado el estrecho vínculo entre la diversidad biológica y los factores subyacentes abióticos.
Biogeográficamente, las ecorregiones terrestres se agrupan entre las 8 grandes regiones ecológicas del planeta: Ecológicamente, las ecorregiones terrestres se agrupan en 14 grandes grupos o tipos de hábitat principales.
Estos reflejan la gran diversidad de organismos adaptados a la vida en el medio terrestre.