Los señores sí tienen excedente, ya que tienen una gran extensión de tierras y reciben la renta.
Pero a pesar de esto tampoco se produce una comercialización, ya que hay una tendencia a almacenar y no invertir en aumentar la producción (roturación de tierras, molinos, etc); por el contrario, hay un consumo suntuario (joyas, telas, etc.).
Según Pierre Toubert (ha trabajado sobre Italia), no se puede decir que la economía en los siglos VIII-X sea cerrada, ya que sería inexplicable el gran desarrollo económico y urbano del siglo XI.
[6] El fuerte valor del denario y la inexistencia de monedas fraccionarias de menor valor indica que los intercambios monetarios no eran algo cotidiano; aunque hay pruebas suficientes para determinar que con las monedas acuñadas en el periodo carolingio se realizaba comercio.
Existe un comercio local caracterizado en los siglos VIII y IX por la multiplicación de los mercados, forum o mercatum, que son normalmente semanales.
En el año 744 una capitular de Carlos Martel obligaba a abrir un mercado en cada ciudad.
En segundo lugar, hay un comercio regional de grano, vino, pescado, metales y sal.