Una gran parte del material que se exhumó, conservado en el Museo de Bagdad tras las excavaciones, permanece igualmente inédito.
Como ocurre a menudo, solos los barrios oficiales fueron objetivo arqueológico, y el urbanismo de esta vasta ciudad nueva no se conoce.
Se sabe que dos reyes de la dinastía casita llevaron dicho nombre, pero subsiste la duda sobre la identidad del fundador.
Las construcciones emprendidas por Kurigalzu lo adscriben como continuador de las fundaciones reales mesopotámicas más antiguas, pero el sitio es notable por su extensión en comparación con anteriores creaciones urbanas.
De todas formas, ello no impidió que Babilonia siguiera siendo la principal ciudad del reino, aunque Dur-Kurigalzu tuvo sin duda una residencia real importante para los reyes casitas.
Los diferentes cuerpos del edificio, tradicionalmente organizado en torno a un gran espacio central, cubren más o menos 420 000 m²: ningún palacio había alcanzado tal amplitud.
[4] La bóveda parece haberse utilizado sistemáticamente para cubrir las habitaciones del primer nivel (primer uso de hasta siete metros en la distancia que separa dos sistemas estructurales (primarios) destinados a ofrecer un apoyo a otro sistema estructural (secundario) que es dependiente y complementario).