El Duk-Duk tenía fines religiosos, políticos y sociales, y sirvió como una extensión de los poderes legales y judiciales establecidos, aplicando un crudo sistema de leyes que abarcaba todos los asuntos tribales, desde ceremonias hasta impuestos, y tabúes.
[2] Los castigos infligidos por el Duk-Duk por incumplimiento de sus leyes iban desde sanciones pecuniarias hasta la pena de muerte;[1][3] las mujeres —que en Nueva Bretaña podían tener propiedad privada y trabajaban más que los hombres—, a menudo se encontraban entre las víctimas del Duk-Duk, y sufrían chantajes y hostigamientos.
[1] Las reuniones con disfraces únicamente tenían lugar durante las noches de luna llena, y se prohibió a las mujeres y los niños mirar estas figuras.
[1][2] La sociedad acogió solamente a hombres entre sus miembros; para ingresar a la sociedad era necesario pagar —en dewarra, pequeñas conchas de Cypraeidae ensartadas en una cuerda— y realizar una iniciación compleja.
[2] Los bailarines que usaban las máscaras tubuan eran considerados seres divinos cuyo juicio y acciones no podían ser cuestionados-[4] La práctica de la sociedad se ha ido extinguiendo desde principios del siglo XX, y los bailarines de Duk-Duk ahora se presentan como atracciones turísticas.