Dragomán, truchimán, trujimán o trujamán es un término oriental usado para designar a un intérprete lingüístico.
En España se utilizó hasta el siglo XVII, cuando empezó a ser sustituido por traductor o intérprete.
En el Imperio otomano y en Oriente próximo, había varias familias que se dedicaban a esta actividad, y llegaron a constituir verdaderas dinastías, como los Chabert, Crutta, Dantan, Deval, Fleurat, Fonton, Fornetti, Pisani, Roboly, Salvago, Tarsia, Testa, Timoni o Wiet.
La segunda acepción es más cercana a la mencionada en otras lenguas, aunque ambas provienen de la misma raíz semítica.
En épocas posteriores aparece el término con la forma alemana trutzelmann, las francesas trucheman o truchement (en francés moderno sería drogman), las catalanas torsimany i trujamà, la italiana turcimanno y las españolas trujamán, trujimán y truchimán; estas variantes apuntan a una palabra turca o árabe que sería «turjuman», con una vocalización diferente.