Dominique Bouhours

[2]​ Los temas, eruditos pero desprovistos de pedantería, son el mar, considerado como un objeto de contemplación, la lengua francesa, los secretos, el ingenio cierto («Le Bel Esprit»), lo inefable («Le je ne sais quoi») y lemas («Ingenia»); todo expresado en un modismo impecable y con alusiones fáciles a los clásicos o a Torquato Tasso.

Sus pensamientos en los esquivos je ne sais quoi que estaban en boga en el siglo XVII, expresado a través de sus personales, terminan por calificarlo de un misterio que escapada a una investigación racional.

[3]​ Su obra Doutes sur la langue française proposés aux Messieurs de l'Académie française (París, 1674; segunda edición, corregida, 1675) fue descripta como «la más importante y mejor organizada en sus comentarios numerosos en la lengua literaria de su tiempo» cuando fue publicada en una edición crítica.

Sus estándares, expresados en las sugerencias que ofrecía para mejorar cada ejemplo, mostraron el camino más allá de las ambigüedades, rodeando yuxtaposiciones incongruentes y construcciones desprolijas.

Su práctica de publicar libros seculares y trabajos de devoción alternadamente llevó a la creación del leitmotiv: qu'il servait le monde et le ciel par semestre (que sirvió al mundo y al cielo por semestres).

Reverendo Dominique Bouhours S.J.