En 1964 Domingo González Arroyo conducía un viejo camión Fargo, heredado de su padre, y descargaba a hombros material para la construcción del hotel Tres Islas en las dunas de Corralejo.
Cinco años más tarde, se metió en política, y alcanzó la alcaldía del Ayuntamiento de La Oliva.
A pesar de todos estos pasos legales, Domingo González se resistió a dejar el cargo y se empecinó aún más en el atrincheramiento incluso cuando la junta electoral central envió el 17 de diciembre de 2015 la credencial del concejal del PPMajo que le iba a sustituir en el Ayuntamiento.
Para remate, «con la finalidad evidente de impedir el adecuado desempeño de las funciones propias del alcalde que correspondían a Pedro Amador», González Arroyo ordenó cambiar las cerraduras del Ayuntamiento con el objetivo de impedir la celebración del pleno convocado para el día 23 de diciembre por Amador, alcalde en funciones y legítimo, entre cuyos puntos figuraba la toma de posesión del concejal del PPMajo que le sustituiría y la elección del nuevo primer edil.
[1] En las elecciones generales, quedó séptimo en las elecciones a la Cámara Alta, con apenas unos 2152 votos (con el 93,9 por ciento escrutado), por detrás de PSOE, CC, PP, Podemos, Ciudadanos y Vox, y solo por encima de Nueva Canarias de entre las principales fuerzas.