El contacto físico no es necesario y puede incluso inducirse anónimamente a través del teléfono, del correo electrónico o de los servicios de mensajería instantánea en Internet (véase sexo virtual).
En algunos casos pueden ser intensamente físicos, y a veces se convierten en sadomasoquismo.
Cualquier acto no consensuado y traspasar las reglas previamente establecidas, incurre en una falta que podría ser considerada como tortura o abuso sexual, con todas las implicancias legales que estas acciones conllevan.
[1] El sumiso cuenta normalmente con una palabra de seguridad para prevenir que el dominante pueda traspasar los límites físicos y emocionales.
Generalmente es un estilo negociable, con personas que discuten sus propios deseos, límites y necesidades a fin de encontrar puntos en común.