El negocio salpicó al rey y costó el puesto a Pizarro, que salió desterrado y nunca se recuperó del daño, aunque se le había mantenido al margen de la compra.
En este país, adquirió las tablas de la Crucifixión y el Juicio Final conservadas actualmente en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York, donde se atribuyen a Jan van Eyck.
[7] Puertas de un tríptico cuya tabla central habría sido robada en 1841, Tatischeff las habría obtenido en un convento de Burgos —pero más probablemente en Madrid— y a su muerte entraron a formar parte de la colección privada del zar Nicolás I, a quien legó su colección.
[8] En 1867, al ser pasadas a lienzo, se encontraban en el Museo del Ermitage.
El Gobierno soviético finalmente las puso en venta en 1933, siendo adquiridas por mediación de la firma Knoedler por el museo neoyorkino.