Cobró un estatus especial durante esta época, ya que una fuerza nuclear inferior, debido a su poder de destrucción extremo (siempre que sus fuerzas estuvieran protegidas contra un ataque sorpresa), podía disuadir a un adversario más poderoso.
La disuasión es una estrategia que intenta hacer desistir a un adversario de iniciar una acción, o de llevar a cabo algo que el otro Estado no desea.
[2] El filósofo Robert L. Holmes criticó la "Teoría de la Disuasión" por motivos puramente éticos en su libro On War and Morality (1989).
Como resultado, tal sistema es prima facie inmoral y una violación de principios deontológicos básicos.
[3][4][5][6] También señala que las consecuencias que se derivan del posible uso de tales armas son catastróficas tanto para la vida humana como para otras formas de vida en la Tierra y el medio ambiente en general.