Hubo una visita anterior, llevada a cabo por Damián de la Bandera, pero no se ha encontrado el informe.
En un documento posterior (1593), los indios aymaraes afirman haber sido reubicados desde el Apurímac por Topa Inca Yupanqui.
Afirmando hallarse enfermo y no tener hijos que desearan asumir el cargo, Antonio Astocabana solicitó que Juan Astocabana, su hermano, le sucediera como cacique de los aymaraes de Chuschi, Canchacancha y Moros.
Los tres primeros aun existen, pero el cuarto (una reducción al otro lado del río Pampas) fue abandonado durante el periodo colonial.
La relación (1965:204) afirma que los incas mantuvieron 30,000 hombres en Vilcas Huamán como un centro administrativo y defensivo.
Como ya se señaló, esto produjo la diversificación étnica, con grupos tan distantes como los quitos y cañares de Ecuador, los yungas al sur del Cuzco, los apurímac y los muchic de la costa.
La relación afirma que los viejos objetos sagrados, las huacas, fueron destruidos; sin embargo si el catolicismo actual sirve de ejemplo, es probable que las poblaciones étnicas hayan llevado consigo sus propios conceptos religiosos y añadido el sol y la luna al panteón.
Es más, el documento describe la ubicación del actual Canchacancha, también poblado por indios aymaraes de Mañueco.
Sin embargo, Palomares menciona un pueblo a orillas del río Calcamayo llamado san Bartolomé de Calcabamba.
Los indios canas presentaron un auto preparado por Damián de la Bandera, un corregidor anterior de Vilcas Huamán, que afirmaba que habían sido reubicados por Wayna Capac desde Canas, al sur del Cuzco.
Blasco Núñez dictaminó que los canas tenían derecho legal a diez topos de tierra al oeste del río.
Ellos permanecieron y se han expandido a medida que la población de Chuschi declina.
Los técnicos del gobierno previnieron el conflicto anunciando que las aguas pertenecían al estado y no a comunidades individuales.