En psicoanálisis, la sexualidad infantil puede describirse como disposición perversa polimorfa en la medida en que se halla sometida al juego de las pulsiones parciales, íntimamente ligada a la diversidad de las zonas erógenas y en tanto que se desarrolla antes de establecerse las funciones genitales propiamente dichas.
[1] Según cita Freud en su obra Tres ensayos sobre teoría sexual: