Los diseñadores que desean crear sus propias tiendas también deben tener buen sentido del negocio.
Un diseñador debe tener conocimientos sobre una amplia gama de flores, follaje, y plantas.
Los diseñadores también deben mantenerse al día con las modas y estilos actuales en el diseño y decoración en general, mientras que al mismo tiempo, deben comprender las tradiciones de la utilización de ciertas flores o diseños florales en su región, ciudad o país e inclusive en el entorno en que se realizara la decoración, o las tradiciones de la familia a la que pertenecen los clientes.
En Latinoamérica se encuentra en sus primeras etapas como profesión calificada, aunque existen desde hace varios años escuelas de diseño, son pocos los que toman verdadera importancia a los diplomas obtenidos en ellas.
Algunas escuelas secundarias, colegios universitarios y universidades también ofrecen cursos de diseño floral.
Sus áreas de trabajo son generalmente frescas y húmedas para que las flores se conserven bien.
Entre los riesgos principales de trabajo se encuentran a menudo pequeños cortes y rasguños de las herramientas y materiales que manejan, exposición a gases tóxicos de aerosoles colorantes, pegamentos etc.[4] La certificación es el procedimiento mediante el cual una tercera parte (sea escuela, organización u otra entidad o persona calificada) diferente e independiente del diseñador y sus clientes, asegura por escrito que el primero cumple con los requisitos especificados según sus estándares de educación, calificación y desempeño en el ámbito del diseño floral profesional.