Todos los constituyentes y las acciones están gobernados por leyes naturales universales y el alma perfecta, una entidad inmaterial no puede crear o afectar una entidad material como el universo.Un Tirthankara es un guía y maestro que señala el camino para la iluminación, pero la lucha para alcanzarla es personal.Los jainistas creen que para lograr iluminación y finalmente la liberación de toda vinculación kármica, uno tiene que practicar los principios éticos no sólo en el pensamiento, sino también en las palabras (discurso) y la acción.Estas almas están en el cielo durante una vida útil fija, e incluso tienen que experimentar la reencarnación como humanos para conseguir el moksha.Por tanto, los seres (Arihant) que han logrado la omnisciencia (kevala jnana) son adorados como dioses.Los Arihantas, al final de su vida humana, destruyen todas las restantes aghātiyā karmas y logran acceder a la Siddha (perfección espiritual).Un siddha es una alma que está permanentemente liberada del ciclo transmigratorio de nacimiento y muerte.Tal alma, habiendo realizado su verdadero ser, está libre de todo el karma y la encarnación.Según el jainismo, la divinidad no es un monopolio de algún ser omnipotente y poderoso.
Aunque los
siddhas
(seres liberados) no tienen forma ni cuerpo, así es como se les suele representar en los templos jainistas