Diego de Esquivel y Navia

fue un noble criollo y funcionario colonial en el Virreinato del Perú.

Comenzó su carrera pública al ser elegido alcalde ordinario del Cuzco (1693), dignidad que asumiría nuevamente cuatro años después.

Luego sería nombrado procurador general de la ciudad (1698) y posteriormente, nombrado corregidor de Calca (1704), provincia que gobernó por dos periodos consecutivos; asimismo, fue corregidor interino del Cuzco (1707) y finalmente efectivo (1713).

Además fue alguacil mayor propietario de la Santa Inquisición.

Tuvo además con anterioridad, a un hijo ilegítimo llamado como él: Diego de Esquivel y Navia, quien llegaría a ser deán de la Catedral del Cuzco y connotado historiador colonial.