Diego Pérez Pintos

En 1977 es impedido de seguir ejerciendo la docencia por motivos políticos.

Fue crítico literario en El País, Época, El Popular, Marcha, Correo de los viernes y en diversas revistas Asir, Cultura, El Puente.

También publicó relatos breves, entre los que se destacan: "La chaqueta de cuero" (1957), "Punta Arañas" (publicado en Asir), "Humo y ceniza" (1982) y "La mañana después de la boda" (1983).

A su fallecimiento dejó inédito un relato ("La acidez de su señoría") y dos poemas: "La deriva final de un príncipe errabundo" y "Queridos alumnos".

Al igual que Líber Falco, uno de sus poetas más admirados, en este último poema dejó escrita su despedida.