Recorrió el Mediterráneo bogando hasta llegar a Estambul, donde lo compró otro marino osmanlí, Mamí Napolitano, que le hizo nuevamente espalder de su galera y criado de sus hijos cuando no estaba en campaña.
Así estuvo en “tres bajadas del turco”, mandadas por Cigala a Italia; también participó en la guerra entre Mehmed III y Rodolfo II por el control de Hungría.
En 1599 logró escaparse del cautiverio cuando la escuadra otomana mandada por Cigala hizo aguada en Eubea (Negroponte), gracias a la protección de unos monjes ortodoxos que le fueron llevando de convento en convento hasta Maina, un territorio rebelde contra los otomanos defendido por España y los virreyes napolitanos.
Allí fue ayudado por el obispo Haedo y otros personajes implicados con el mundo del espionaje mediterráneo, desembarcando en el puerto de Valencia cuando Felipe III estaba contrayendo nupcias en esta ciudad.
Su relato termina con el regreso a su pueblo natal y el reencuentro con sus padres.