Como muchas otras obras de Voltaire, está escrita en la tradición del diálogo socrático, donde los interlocutores buscan juntos la verdad.
Lo que todos los diálogos tienen en común es un llamado a la modestia y la moderación en la argumentación.
Por esta razón, creamos lo que creamos, nunca debemos ignorar evidencias o suposiciones ajenas al universo de nuestras creencias; en lugar de proclamar dogmas debemos dialogar.
Evémero cree en el progreso científico, que apunta a un mundo futuro construido sobre la racionalidad.
Finalmente, Calícrates decide embarcarse en un viaje por su cuenta a las tierras bárbaras en las que su amigo había aprendido tanto.
[8] Sin embargo, la correspondencia sobreviviente de Voltaire no hace referencia al trabajo, su desarrollo o las ideas que elabora.