La dexametasona es un potente glucocorticoide sintético con acciones que se asemejan a las de las hormonas esteroides.
[1] La dexametasona también se usa en ciertas hemopatías malignas, especialmente en el tratamiento del mieloma múltiple en el que la dexametasona se administra solo o acompañada de talidomida (tal-dex), Lenalidomida o en combinación con adriamicina y vincristina (VAD).
Está presente en gotas para los ojos y como spray nasal (nombre comercial Dexacortil).
Los efectos secundarios para la madre pueden ser graves y el impacto a largo plazo sobre el hijo no está claro.
La dexametasona también se administra a mujeres con riesgo de parto prematuro para estimular la maduración pulmonar del feto.
La IDSA recomienda no usar glucocorticoides para aquellos con COVID-19 sin hipoxemia que requieran oxígeno suplementario.
En este último se comprueba la respuesta del organismo a altas dosis de glucocorticoides.
La dexametasona también se encuentra en colirios para uso veterinario (perros), para el tratamiento de inflamación en los ojos.
Algunas de estas contraindicaciones están relacionadas con: Si se administra oralmente la dexametasona o por inyección (parenteral) durante un periodo mayor que algunos días, se dan los efectos secundarios típicos de los glucocorticoides sistémicos, como: Se han observado otros efectos secundarios y serían preocupantes si tuvieran un impacto mayor que moderado.
Los tratamientos de corto plazo contra las reacciones alérgicas, shock y para diagnósticos no suelen provocar efectos secundarios serios.
En 2005 la esquiadora de fondo polaca Justyna Kowalczyk fue descalificada de la competición intercontinental OPA sub-23 en Alemania y condenada a una suspensión por dos años debido a infracciones por dopaje con dexametasona.