Devoción de los primeros viernes
Esta devoción al Sagrado Corazón fue plenamente aprobada por la Santa Sede y se hicieron varias promesas a los que practicaban la devoción de los primeros viernes, una de las cuales incluía la perseverancia final.[3] Según Alacoque, Cristo dijo, En el exceso de la misericordia de mi Corazón, os prometo que mi amor todopoderoso concederá a todos los que comulguen los primeros viernes, durante nueve meses consecutivos, la gracia del arrepentimiento final: no morirán en mi disgusto, ni sin recibir los sacramentos; y mi Corazón será su refugio seguro en esa última hora[4].La devoción consiste en varias prácticas que se realizan los primeros viernes de nueve meses consecutivos.En estos días, una persona debe asistir a Misa y recibir la Eucaristía.[7] En 1889, el papa León XIII permitió a los sacerdotes y obispos de todo el mundo ofrecer una misa votiva matutina del Sagrado Corazón el primer viernes de cada mes en las iglesias u oratorios donde se celebraran devociones especiales al Sagrado Corazón, siempre que ese día no se celebrara ninguna fiesta del Señor, doble de primera clase o feria, vigilia u octava privilegiada.