El avión es atado a la lanzadera mediante un cable de acero que es tensado por un engranaje, y cuando todo está preparado, la catapulta entra en funcionamiento, lanzando al avión en pocos segundos a una velocidad superior a la que sería necesaria para conseguir la sustentación.
Los despegues asistidos utilizan sistemas para poner en el aire al avión.
Las posibles razones son: También, en el caso de planeadores, se considera despegue asistido, ya que al no tener motor, son incapaces de despegar sin ayuda.
A la hora de aterrizar, el mecanismo de la catapulta también ayuda, ya que los aviones que toman tierra llevan un gancho que se engancha al cable de acero y este se tensa automáticamente, reduciendo la velocidad del avión hasta que este se detiene completamente.
Si el avión que pretende aterrizar en el portaaviones no se engancha al cable de acero, procederá a recorrer toda la pista y despegar de nuevo, y de ahí a volver a intentarlo.