Libertad negativa

La libertad negativa forma parte del mismo individuo (los derechos negativos de vida, libertad y propiedad), y como derecho obliga a los demás individuos a "no quitarla".Este concepto definitorio es predominante en la filosofía moral británica y estadounidense, mientras que la filosofía continental europea ha tendido a darle a la libertad rasgos de autorrealización, o autonomía colectiva o social, en el sentido de libertad positiva.La interpretación convencional aceptada de la libertad negativa pertenece a Isaiah Berlin,[3]​[4]​ quien, en la tradición del social liberalismo característica de las figuras fundacionales del liberalismo británico, como John Stuart Mill, defiende que los distintos sentidos de libertad pueden entrar en conflicto en la práctica, así como entrar en conflicto con otros importantes valores humanos, como la justicia, la igualdad, o la fraternidad, por lo que el orden político debe proporcionar mecanismos para arbitrar disputas entre tales valores, en aras de proteger a sus ciudadanos y defender sus libertades, procurando la igual libertad, ya que la felicidad y la igualdad en otros ámbitos son asuntos completamente voluntarios y de responsabilidad individual.En la tradición política liberal, que ha inspirado una parte importante de la construcción política occidental y europea del siglo XX, se requiere un Estado firme dispuesto a intervenir para preservar las libertades individuales, arbitrando los inevitables conflictos entre ellas.En una tradición política diferente, autores libertarios, como por ejemplo Robert Nozick, han utilizado el concepto de libertad negativa para justificar la sola existencia de un Estado mínimo no intervencionista, cuyas únicas funciones serían garantizar la libertad individual, esto es, la seguridad (vida y libertad) y el respeto a los acuerdos libres entre personas.