Deidades primordiales de la mitología griega

Para el filólogo clásico Herbert Jennings Rose, mientras Homero organiza a los dioses a la manera en que se haría con un clan humano, Hesíodo presenta una cosmogonía de entidades primigenias que solo luego se van enlazando genealógicamente.

[2]​ Para encontrar una genealogía completa y propia hay que recurrir a la Teogonía de Hesíodo,[3]​ que es tanto una cosmogonía como una teogonía, y puede considerarse la tradición mitológica griega más fundamental, punto de partida para los desarrollos posteriores.

[6]​ Una lista de dioses primordiales citados en este artículo comprende, a saber: Acmón (Ἄκμων), Aer (Ἀήρ), Ananké (Ἀνάγκη), Calígine (Calīgo), Caos (Χάος), Cronos (Χρόνος), Ctonia (Χθονίη), Eón (Αἰών), Érebo (Ἔρεβος), Eros (Ἔρως), Éter (Αἰθήρ), Fanes (Φάνης), Gea (Γῆ), Hémera (Ἡμέρα), Hidros (Ὕδρος), Kairós (Καιρός), Nicte (Νύξ), Océano (Ώκεανός), Oreos (Oὔρεα), Fisis (Φύσις), Ponto (Πόντος), Poros (Πόρος), Escotos (Σκότος), Talasa (Θάλασσα), Tártaro (Τάρταρος), Tecmor (Τέκμωρ), Tetis (Τηθύς), Tesis (Θέσις), Urano (Οὐρανός) y Zas (Ζάς).

Algunos autores consideran cuatro primeras entidades o elementos primordiales: Caos, Gea, Tártaro y Eros.

Esta «realidad turbia» apareció en las genealogías subsiguientes como la fuente primaria de lo oscuro y lo negativo en el mundo.

Hard destaca además que Hesíodo se imagina a Caos como algo sólido, al menos lo suficientemente compacto como para ser afectado por el calor del rayo de Zeus.

Por lo demás, Caos no desaparece, sino que continúa ocupando un lugar, una ubicación espacial, cuando ya está finalizada la construcción del universo: en un pasaje posterior se le sitúa entre Gea y Tártaro, la zona más profunda del inframundo.

[3]​ Aunque Caos es en griego un sustantivo de género neutro, es tratada en los relatos como hombre cuando se presenta como una deidad.

[14]​ Aun siendo una figura importante en su mitología, Gea no fue particularmente honrada en el culto de la antigua Grecia.

Su rol primordial la diferenciaba aparentemente de los posteriores dioses olímpicos, con personalidades mucho más desarrolladas.

[13]​ El Eros hesiódico es primordial, su acción es universal y previa a la distinción de sexos.

[16]​[20]​ Hesíodo fue seguido solo por el mitógrafo argeo Acusilao (siglo V a. C.) en no atribuir padres a Eros.

Autores posteriores le atribuyeron diferentes padres, pero dichas variaciones indican la ausencia de una tradición autorizada al respecto.

Gea fundó dos familias con sus dos hijos, la mayor a partir de su unión con Urano y una menor con Pontos, constituida básicamente por divinidades marinas, ninfas y seres de naturaleza monstruosa o grotesca que fueron posteriormente desplazadas por las deidades del orden olímpico.

Entre ellos se encuentran Océano y Tetis, aunque no forman la pareja cosmogónica mencionada por Homero.

[23]​ Según Francisco Rodríguez Adrados, la genealogía hesiódica proporciona una descripción del mundo y los elementos que lo componen, culminando en los titanes, «que ya no son dioses "naturales".»[1]​ Con los titanes se inicia una narración sobre el sucesivo dominio y destronamiento de soberanos divinos: Urano es finalmente emasculado por su hijo, el titán Crono, quien a su vez será posteriormente destronado por Zeus, quien gobernaría a los posteriores Dioses olímpicos.

Buena parte del conocimiento elaborado sobre ellos es deducido de pocos y dudosos datos, aunque puede darse por cierto que se trata de figuras tenidas por extremadamente antiguas ya durante la Grecia histórica.

Por desgracia ninguna obra se ha conservado completa y nos ha llegado a nuestros días de manera muy fragmentaria.

Más tarde se ubicaría una ulterior diferenciación, operada por Tetis (entiéndase como Thesis), la diosa o fuerza divina que traería el orden al cosmos, inicialmente confuso y desordenado.

Se le llama padre de Urano, y a quien pertenece los confines del cielo.

Eustacio explica que se le llaman Acmón porque el movimiento celestial es infatigable (akamatos) en su devenir.

La raza de los inmortales no existió antes que Eros combinara todos los elementos, y una vez mezclados unos elementos con otros nacieron el Cielo, el Océano, la Tierra y la raza imperecedera de todos los dioses bienaventurados».

De ellos, dos Titanes, un intermedio comprensible, llamado así porque en ambos se distiende la punta y el extremo.

[36]​ Filodemo también nos confirma el excursus de Epiménides: «en los versos épicos atribuidos a Epiménides, se dice que todo se formó de Aer y Noche, como también Homero señaló que Océano y Tetis engendraron a los dioses.