[Nota 1] Los aliados sospecharon antes de que terminara la Segunda Guerra Mundial que se podía utilizar esta defensa, y establecieron el Estatuto de Londres del Tribunal Militar Internacional, el cual especificaba que tal defensa no podría utilizarse para los crímenes de guerra.[4] "El hecho de que una persona haya actuado por orden de su gobierno o de sus superiores no le quita su responsabilidad bajo el derecho internacional, debido a que todavía tenía una opción moral.Incluyeron una regla que anulaba esta defensa, esencialmente estableciendo que el personal militar estadounidense está autorizado para no cumplir órdenes contrarias a derecho.Esta defensa continúa utilizándose, principalmente debido a que una orden contraria a derecho presenta un dilema ante el cual no hay un escape legal.[2] Una persona que no dé cumplimiento a una orden contraria a derecho probablemente terminará en la cárcel (y en algunos países puede incluso terminar ejecutado), y uno que acepte la orden probablemente terminará en la cárcel.