Moralmente, porque la inmediata democracia no significa para los españoles un simple medio técnico de gobierno, entre otros posibles, sino el criterio único de la reconciliación nacional, que, por principio, o es total o es falsa.
Pues bien, esto solo sería posible si ahora, en tiempo oportuno, al desvanecerse la vida del dictador, el centro de poder fáctico que encarna su Régimen acepta lealmente la única ideología -democracia íntegra e inmediata-, y la única moral -reconciliación nacional-, que pueden sostener pacíficamente al Estado.
Entre el extremismo represivo del Régimen, actual, y la violencia anárquica, potencial, no hay más centro objetivo, ni proyecto más razonable, que el de la "reinstauración" del Estado democrático.
El tránsito pacífico de la dictadura a la democracia es, sin embargo, un proceso histórico complejo y delicado.
La Junta Democrática asume desde ahora, bajo la actual dictadura, o bajo el sistema transitorio que la sustituya, la responsabilidad de vigilar, coordinar, impulsar, promover y garantizar el proceso constituyente de la democrac1a política en España.
Cuando las circunstancias políticas lo aconsejen o lo permitan se hará pública la identidad de todos sus miembros.