[5] Sin embargo, sus estudios se vieron obstaculizados cuando dejó la escuela para ayudar económicamente a su familia.
Según confesó años más tarde, consideraba al sexo femenino el culpable de todos los males que le habían acontecido en su vida.
[5] De los veinticinco años iniciales, Camargo tan sólo cumplió diez ya que consiguió escapar en 1984 pasando tres días a la deriva sin agua y sin comida.
[5] En un país nuevo y donde no tenía antecedentes penales, Camargo empezó a cometer con total impunidad sus crímenes.
[6] Durante quince meses, la población ecuatoriana vivió aterrorizada por la presencia de un asesino, que despedazaba a sus víctimas.
[11][12][13] Existe una investigación detallada de sus asesinatos en el libro Los monstruos en Colombia sí existen del antropólogo Esteban Cruz Niño, en ella se cuenta parte de su diario personal y se establece que hablaba perfectamente inglés y portugués.