Según la mitología griega, decepcionado por carecer de herederos varones, Acrisio consultó un oráculo para saber si esto cambiaría.
Para que esta no tuviese hijos, Acrisio la encerró en una torre de bronce (o en una cueva, según la versión).
Pero aun así, Zeus la alcanzó transformado en ducha o lluvia de oro y la dejó embarazada.
[2] Poco después nació su hijo Perseo, quien sin saberlo terminaría matando a su abuelo en un torneo.
[2] El cuadro presenta un juego visual entre tres personajes: Dánae, la criada y un tercer individuo a quien ellas puedes ver pero el espectador no.