Cursus fue el nombre dado por los primeros arqueólogos británicos, tales como William Stukeley, a los grandes montículos de tierra paralelos con zanjas externas, que ellos pensaban eran antiguas pistas romanas de carreras, de ahí el nombre latino cursus, que significa "carrera".
Actualmente se cree que son construcciones neolíticas y representan algunas de las más antiguas estructuras monumentales prehistóricas de las islas británicas;[1] los cursus pueden haber tenido una función ceremonial.
Es extraño encontrar elementos de la época y tradicionalmente se ha pensado que los cursus fueron utilizados como avenidas procesionales.
A menudo se alinean respeto a la posición de túmulos alargados y túmulos de montículo preexistentes y parecen ignorar las dificultades del terreno.
Estudios más recientes han revaluado la interpretación original y argumentan que en realidad eran utilizados para las competiciones ceremoniales.