[5] El término cancel culture o cancelling comenzó a utilizarse en 2015, ganando mayor popularidad a partir de 2018,[6] si bien es una política que tiene su origen en las primeras fases de la Alemania nazi hacia los judíos, y quienes no participaban del nacionalsocialismo.
[5] De modo que la cultura de la cancelación con el tiempo solo se puede volver cada vez «más agresiva y destructiva y menos tolerante», convirtiéndose en un movimiento menos provechoso que la educación o la conciliación.
[5] Joshua Joda redactó un artículo sobre cómo la cancel culture amenaza con eliminar los matices del discurso público, así como «entorpecer las facetas más oscuras del mundo en el que vivimos», lo que dificulta la discusión de problemas éticos o morales complejos, al colgar la amenaza de la cancelación sobre cada comentario en las redes.
[17] Resume la situación afirmando que «cancelar en lugar de aconsejar, solo nos deja fracturados».
La gente contra la que están luchando podría amar a sus hijos y, saben, compartir ciertas cosas con ustedes».
[22][23][24] Este documento recibió apoyo en una carta pública de varias personalidades españolas y de otros países, entre los cuales se encuentran Mario Vargas Llosa, Fernando Savater, Adela Cortina y Carmen Posadas, quienes expresaron que «La cultura libre no es perjudicial para los grupos sociales desfavorecidos: al contrario, creemos que la cultura es emancipadora y la censura, por bienintencionada que quiera presentarse, contraproducente».
[35][36][37][38] En el tercer episodio de la temporada, «The Problem with a Poo», se hacía una referencia directa al documental The Problem with Apu, la cancelación de Roseanne y el escándalo del juez Brett Kavanaugh.