La Perseverancia muestra un guerrero virtuoso al cual Baco, sobre un carro tirado por amorcillos, ofrece fruta.
La Fortuna o la Inconstancia, muestra una mujer sentada y sosteniendo una esfera, en una inestable barca rodeada de amorcillos.
La Prudencia muestra una mujer desnuda sobre un pedestal en un interior que sostiene y apunta a un espejo, invitando así al espectador a mirarse y reflexionar sobre sí mismo, otros la interpretan como la Vanidad de las cosas terrenales.
Esta figura ha sido interpretada también como la Virtus Sapientia, con la concha vista como un símbolo positivo de generación.
Los pinturas se caracterizan por una saturación luminosa que las unifica estilísticamente, a pesar de las diversas ambientaciones, y una iconografía culta muy refinada, testimonio del carácter filosófico neoplatónico y humanístico del Renacimiento veneciano.