Una vez implantado el Reino nazarí de Granada, su segundo emir Muhammad II (1273-1302) mandó erigir una muralla que protegiera todo este barrio alfarero.
La qubba estaba precedida por un pórtico con una fuente y una alberca octogonal, distribución que se mantuvo prácticamente, según los diversos testimonios gráficos y literarios que han llegado hasta la actualidad, hasta mediados del siglo XIX con la Desamortización de Mendizábal.
Su adquisición por propietarios privados tras la desamortización provocó que el edificio fue sufriendo innumerables mermas, debido especialmente a la construcción de viviendas privadas en su interior que conllevó la destrucción del pórtico y las fuentes.
[4] Finalmente, el Ayuntamiento de Granada lo adquirió a sus propietarios en 1990 y un lustro después comenzaron los primeros trabajos para conocer la distribución original del palacio.
Asimismo, el edificio fue reforzado con zunchos de madera anclados a los muros para recuperar la disposición primigenia del monumento.
El antiguo jardín se enterró subiéndose su nivel y dando paso a otro nuevo.