Cuarenta acres y una mula es una frase que hace referencia a un suceso de la historia de los Estados Unidos.
15, proclamada por el General de la Unión William Tecumseh Sherman el 16 de enero de 1865 durante la Guerra de Secesión, se adjudicaron tierras a algunas familias liberadas en parcelas no mayores de 40 acres (16 hectáreas),[1] a las cuales se les brindaba una mula para iniciar su reforma agraria.
[2][3] Muchos esclavos liberados, después de que varias figuras políticas les aseguraran que tenían derecho a poseer la tierra que habían sido obligados a trabajar como esclavos, estaban ansiosos por controlar una tierra de su propiedad.
Sin embargo, el sucesor de Abraham Lincoln en la presidencia de los Estados Unidos, Andrew Johnson, revocó y anuló explícitamente proclamaciones como las Órdenes Especiales de Campo No.
Sin embargo, la política federal y estatal durante la época de la Reconstrucción hizo hincapié en el trabajo asalariado para las personas de color, no en la propiedad de la tierra, por lo que gran parte de las tierras asignadas durante la guerra fueron devueltas a sus dueños blancos.