Los libros de texto convencionales tienden a usar la cronología media, pero la evidencia dendrocronológica y astronómica temprana presenta varios problemas para ajustarse a ella,[2] lo que ha significado, por contrapartida, una mayor adopción de la cronología baja.
[5] El problema planteado al utilizar cronologías bajas es que se necesita agregar un siglo o más a algún período del segundo milenio a. C. para acomodarlo, pero hasta ahora nadie ha podido hacer sugerir con certeza a qué período añadirlo.
Ello ha significado que las fechas del segundo milenio a. C. aparezcan artificialmente cortas, resultando en distorsión y pérdida de precisión para fechas más antiguas, como un sacrificio para proporcionar una mayor precisión para las anteriores.
[6] Varios estudiosos han favorecido la adopción de diferentes cronologías en los últimos años.
[10] Una tabla de eventos históricos, por sus diferentes cronologías, se muestra a continuación: