Es una de las técnicas de separación más ampliamente utilizadas, con aplicación en numerosas ramas de la ciencia y se basa en las diferencias de afinidad que tienen las moléculas químicas cuando entran en contacto e interaccionan con determinadas sustancias que se encuentran en un lecho estático, denominado comúnmente fase estacionaria.
Las sustancias que interaccionan menos, permanecen más tiempo libres en la fase móvil avanzando más rápidamente con el fluir de la misma.
Si el lecho en el que se encuentra la fase estacionaria es suficientemente largo, los componentes de la mezcla pueden llegar a separarse en su totalidad.
Existen dos técnicas de separación mediante cromatografía líquida, basadas en la forma en que se configura el lecho de fase estacionaria:[1] Con independencia de que la separación se lleve a cabo en plano o en columna, las interacciones producidas entre los solutos y la fase estacionaria, que permiten la separación de estos, obedecen a diferentes mecanismos físico-químicos que a la vez dan nombre a la técnica cromatográfica utilizada:[2] En cromatografía líquida en columna, existen diferentes métodos o formas de arrastrar la muestra a través de la columna mediante la fase móvil.
[3] Estos métodos se utilizan en función del interés particular que en cada caso quiera darse a la cromatografía líquida, variando de si se utiliza con fines preparativos, para aislar un soluto, concentrarlo o como cromatografía analítica.