Cristal antibalas

Cuando es necesario reducir el peso, se lamina policarbonato (un termoplástico) en la cara segura para detener el astillado.

El objetivo es fabricar un material con el aspecto y la claridad del cristal estándar, pero con una protección eficaz contra las armas ligeras.

El vidrio, mucho más duro que el plástico, aplasta la bala, y el plástico se deforma, con el objetivo de absorber el resto de la energía e impedir la penetración.

Este diseño se utiliza regularmente en los vehículos de combate desde la Segunda Guerra Mundial.

[7]​Cuando los proyectiles no penetran, se puede medir la profundidad de la abolladura dejada por el impacto y relacionarla con la velocidad del proyectil y el grosor del material.

[5]​Algunos investigadores han desarrollado modelos matemáticos basados en los resultados de este tipo de pruebas para ayudarles a diseñar cristales antibalas que resistan amenazas específicas previstas.

[8]​ Las propiedades del vidrio antibalas pueden verse afectadas por la temperatura y por la exposición a disolventes o a la radiación UV, normalmente procedente de la luz solar.

Esta solución detiene las balas de una forma totalmente diferente.

La bala deformada penetra completamente en el cristal y luego es detenida por el policarbonato flexible.

Cristal blindado del escaparate de una joyería tras un intento de robo.
Visualización aproximada de un vidrio antibalas, compuesto por capas de láminas de plástico (gris) y capas de vidrio (azul).
La Gioconda tras un cristal blindado en el Museo del Louvre
Prueba balística de un panel de vidrio resistente a las balas