Hubo acusaciones a Kvitsiani de estar involucrado en contrabando y otras actividades criminales, como proveer refugio a varios delincuentes buscados por la policía georgiana.
[1] Se realizaron intentos en vano de negociar una rendición, y los milicianos rechazaron el ultimátum enviado por el Ministro del Interior de Georgia Vano Merabishvili.
Rustavi-2 también afirmó que un helicóptero de las fuerzas de paz rusas aterrizó en el territorio controlado por los milicianos para aprovisionar a los rebeldes con comida, pero que no pudo volver a su base debido a que los georgianos amenazaron con derribarlo.
Otros, incluido Kvitsiani, se escondieron en los bosques de alrededor, muchos fueron heridos en ambos bandos.
[2] También se confirmó la muerte de civiles en los tiroteos entre rebeldes y la policía georgiana.
Negaron las acusaciones que las fuerzas georgianas planeasen continuar hacia el interior de los territorios separatistas, reiterando que Georgia planeaba resolver los conflictos separatistas mediante medios pacíficos.