El crayón o lápiz de cera es una barra hecha de cera, carboncillo, tiza u otros como materiales que se presenta en diferentes colores y que sirve para dibujar, colorear y pintar.
Los crayones de cera son usados más comúnmente por los niños para dibujar y colorear.
En España, a los crayones se les conoce con el nombre genérico de «ceras».
[2] En 1990 se le otorgó una patente a Snedeker por la composición sólida empleada en los crayones lavables.
La encáustica es una técnica que emplea cera de abejas caliente combinada con pigmento para adherir el color a la piedra.
Sin embargo, el proceso no se empleaba para producir crayones que pudiesen ser sostenidos en la mano y colorear con ellos, por lo cual su uso en un salón de clase o como técnica de pintura para niños era ineficaz.
Las referencias a los crayones en literatura aparecen en una fecha tan temprana como 1813, en la novela Orgullo y prejuicio de Jane Austen.
Empacó sus crayones en cajas decorativas y los ofertaba a través de sus clientes habituales.
Un año después Alice Stead Binney, esposa de Edwin Binney, acuñó el nombre Crayola al combinar la palabra francesa craie con la primera parte de oleaginosa, que era otro nombre dado a la parafina empleada para producir el crayón.
[17] Su marca más reconocida fue la línea Crayola «Gold Medal» en cajas amarillas, que hacían mención a la medalla obtenida por la empresa con su tiza sin polvo An-du-Septic durante la Exposición Universal de San Luis en marzo de 1904.
[18] Inicialmente, ellos desarrollaron e introdujeron la caja N.º 8 con ocho colores variados, que fue un éxito inmediato; incluso apareció en una estampilla postal a inicios de 1905.
Sus retratos usualmente eran de personas sorprendidas o que no prestaban atención a su entorno.
Sus primeros dibujos eran sencillos, mostrando pasajes bíblicos para ofrecer una imagen más clara a quienes no conocían la Biblia.