La teología hermopolitana atribuye el suceso a Tot, dios protector de Hermópolis.
El montículo se convirtió en una "isla de fuego" y el huevo se fue incubando, hasta que salió del mismo el dios del sol, Ra, que ascendió hasta el cielo.
Después de un largo descanso, Ra, junto con las otras deidades, crearon todas las demás cosas del mundo.
El loto habría surgido de las aguas después del cataclismo como un capullo, que flotaba en la superficie, y poco a poco abrió sus pétalos del que salió de su interior el escarabajo Jepri.
Este dios, un aspecto de Ra que representa al sol naciente, se convierte en un niño llorando - Nefertum (el joven Atum), cuyas lágrimas formaron a las criaturas de la tierra.