La corresponsabilidad familiar es un término empleado para definir una distribución de tareas y responsabilidades domésticas de forma equitativa y que implique por igual a todos los miembros del grupo familiar.
Se considera como un trabajo no remunerado, entendido como la energía, tiempo y desarrollo de habilidades que son determinantes en una familia para poder llevar a cabo las tareas domésticas y de cuidado.
Por este motivo es importante hacer visible la responsabilidad e insistir en la necesidad de un reparto equitativo, no solo en las tareas de cuidado y domésticas, sino en la responsabilidad que estas comportan.
Puesto que el trabajo doméstico queda relegado a un nivel más bajo.
Según Lamb[4] existe la creencia social que el hombre es el trabajador y principal sujetador de la familia, mientras que la mujer estaría más enfocada a la tarea de cuidadora.
Esta preferencia por un modelo igualitario ha ido aumentando considerablemente durante estos años.