Los niños y jóvenes, tras pasar días recolectando cacharros (latas, hasta electrodomésticos, bañeras, chatarra y cualquier objeto viejo que haga ruido) los ensartan en una verga (alambre) y salen a las calles armando un verdadero escándalo que llama la atención a los turistas que visitan la isla.Esta fiesta está íntimamente relacionada la apertura de las bodegas, y es tradicional acompañar el vino nuevo con castañas asadas y sardinas u otro pescado salado.Se cuenta que el objeto de correr cacharros era hacer ruido para ahuyentar a la langosta o a las brujas; también que como San Andrés era cojo, llegó «borracho» y cargado de cacharros días después a su fiesta; o que San Andrés se quedó dormido y hubo que despertarlo con el ruido de los cacharros que los niños habían colgado de sus ropas.Pero la que tiene más peso y relatada por investigadores es que en la víspera del días de San Andrés los dueños de las bodegas, para poder dar entrada al vino nuevo, bajaban a la costa para limpiar los toneles con agua salada, y se hacían rodar por las pendientes hasta la orilla del mar haciendo el ruido característico que luego los niños y jóvenes reproducían con sus cacharros.Actualmente la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias, ofrece a los centros públicos una información sobre estas fiestas para que aquellos que lo deseen la celebren.