Chile era una gobernación del Imperio español cuyo territorio comprendía villas y poblados agrupados en corregimientos regidos por un corregidor, que dependía del gobernador en lo militar, político y civil, y de la Real Audiencia en lo judicial, que conocía de las apelaciones contra sus sentencias.[1][2] Las provincias se dividían en distritos, regidas por un teniente de corregidor, con asiento en un curato o parroquia.Sin embargo, su establecimiento no pudo llevarse a cabo debido a la falta de centros poblados donde establecer la administración territorial, unido a los constantes ataques indígenas, lo que recién se hizo posible en 1742 con la fundación de Talca.[4][5] Después del Desastre de Curalaba (1598), a principios del siglo XVII fueron despobladas, entre otras, las ciudades de Imperial (1600), Villarrica (1603), Valdivia y Osorno (1602), con lo cual desaparecieron las respectivas provincias o corregimientos.Luego de ser refundada en 1645, Valdivia pasó a depender directamente del Virreinato del Perú hasta 1740, año en el cual pasó a depender nuevamente de Chile.