Aunque los bancos estuvieron cerrados los cajeros automáticos vieron agotadas sus reservas en dinero líquido.
Posteriormente este término trascendió a todos los países de habla castellana.
El objetivo que se perseguía con estas restricciones era evitar la salida de dinero del sistema bancario, intentando evitar así una ola de pánico bancario y el colapso del sistema.
[19][20] El gobierno chipriota negoció con Europa estas primeras condiciones, particularmente adversas, que se vieron parcialmente flexibilizadas.
[48] De cara a la anunciada apertura del jueves 28, Yangos Dimitriu, gerente del Banco Central anunció que el Gobierno de Chipre limitaba a 300 euros la cantidad de dinero en efectivo disponible por ciudadano y día en bancos y cajeros, lo que, en la práctica suponía extender el corralito para los fondos en metálico.
[55] El corralito obligado por las autoridades europeas se considera un gran error ya que penalizaba los depósitos bancarios inferiores a 100.000 euros, límite superior hasta el que estaban protegidos, en teoría, los depósitos bancarios en toda Europa.
[58] El rescate a Chipre para evitar la quiebra bancaria consta de las siguientes medidas: los bancos no devolverán parte del dinero a sus accionistas, se aplica un impuesto extraordinario a los depósitos bancarios superiores a 100.000 euros, control de capitales que impedirán la salida de dinero del país así como la retirada en los cajeros, división del mayor banco del país en dos bancos -uno bueno con depósitos inferiores a 100.000 euros- y límite de la deuda pública en el 100%.