Corazón salvaje (telenovela de 1993)

La historia se desarrolla en los albores del siglo XX, en Puerto Vallarta, Jalisco, el cual será testigo del nacimiento de una pasión sublime, profunda y mágica, protagonizada por dos jóvenes que pueden parecer muy distintos, pero que están atados por el lazo de la sangre.

Mónica es una joven dulce y sensible, muy opuesta a su hermana Aimée, frívola e interesada.

Mónica, despechada y humillada, decide entrar al convento de su confesor, Fray Domingo, y le hace creer a todos que se siente aliviada de que Andrés haya roto el compromiso, porque su verdadera vocación era ser religiosa.

Como Mónica ya no va a ser monja, Andrés quiere reparar su ofensa casándola con su amigo Alberto de la Serna.

Juan acepta casarse con Mónica tras obtener su apellido, porque ha empezado a sentir amor hacia ella, y así es como poco a poco Mónica va conociendo más profundamente a su marido, descubriendo que detrás de esa fachada de hombre salvaje y peligroso, se esconde un hombre bondadoso y tierno, con un corazón salvaje pero noble.

Aimée, que no se resigna a haber perdido a Juan, prepara una jugarreta escondiendo un retrato de Andrés donde Mónica le declaraba su amor entre la ropa que ella dejó en casa de su madre y que le enviarán a casa de Juan.

Mónica no dice nada y Juan parte a un viaje de negocios.

A su regreso Juan se entera de que Andrés ya sabe todo y después es detenido en su casa junto con el Tuerto y Don Noel, quienes son liberados poco después.

Por orden de Andrés, Espíndola no deja que Mónica visite a Juan, aunque se lo permite a Aimée con la intención de cobrarse con sus favores amorosos, al saber que Andrés la desconoce como esposa.

Mientras tanto, doña Sofía traza un plan junto a Alberto y el capitán Espíndola para deshacerse de Juan y de Aimée: decirle a ella que se escaparán juntos para luego poder matarlos fingiendo un accidente.

Aimée le dice a Juan que doña Sofía lo hará salir de la cárcel para que se vaya con ella y él se niega, pero luego finge aceptar para poder huir con Mónica.

Como Juan no cree en Espíndola ni en Doña Sofía, decide adelantar su fuga un día, pero no cuenta con que Aimée ha ido a la cárcel y que Espíndola pretende cobrarse.

Cuando el duelo se lleva a cabo, Andrés está tan desvelado y alcoholizado que falla dos veces, pero Juan le perdona la vida hiriéndole en una mano y más que nunca en el orgullo.

Bautista, para lograr que Andrés se case con su sobrina, esconde una piedra bajo la silla del caballo.

El caballo se encabrita, arrojando a Aimée sobre una piedra y Mónica cree que eso fue su culpa.

Por otra parte, Juan decide entregarse hasta que se aclaren todos sus asuntos con la justicia.

Por eso Juan se cuela por la noche en casa de Andrés hasta el cuarto donde Mónica duerme con su prima, dispuesto a obligarla a escucharle y ella le suplica que se vaya pero luego acepta hablar con él.

Por otra parte, como Doña Sofía no quiere que su hijo se case con Mónica, culpa a su prima Catalina y a sus hijas de todas sus desgracias, y conspira para que Mónica regrese con Juan.

Cuando Bautista es apaleado y registrado por los mercenarios de Alberto el sobre no aparece, lo que disgusta mucho a Sofía.

Cuando sabe que Juan y Mónica han regresado, Andrés manda llamar a Juan y le miente diciéndole que hizo suya por la fuerza a Mónica.

En ese momento empiezan a pelear y se produce un terremoto que derrumba la casa sobre ellos.

Andrés queda atrapado bajo los escombros y Juan, conmovido, le salva la vida a pesar de todo, antes de regresar corriendo a su casa en ruinas para encontrar que Mónica ha desaparecido.

Desesperado, la busca sin descanso durante dos días entre los heridos y los muertos, hasta que finalmente aparece en casa de Tehua.

Va hacia allá cuando Bautista, que está huyendo porque ya se sabe que él fue quien mató a Aimeé, le enbosca con sus hombres para matarlo, pero salta al agua, donde Bautista lo da por muerto, y Mónica, que lo ha visto desde su casa de la playa, salta tras él y al fin se reencuentran.

Mónica le dice a Juan que está esperando un hijo, pero cuando ella se va y él se queda hablando con Mancera dice que no le importaría si fuese de Andrés.

Cuando sabe que Juan está en su casa, Andrés se presenta allí para aclararle que nunca abusó de Mónica, le pide perdón por todo y se despide de él.